En los últimos días del año hay un par de fiestas que no pasan desapercibidas en el lado occidental del mundo, estas son Navidad y Año Nuevo, en esta última se celebra simplemente el inicio de un nuevo año según el calendario gregoriano, el cual fue promovido por el papa Gregorio XIII en el año 1582. Dicho calendario está basado en el calendario egipcio el cual consta de 365.25 días y se toma en consideración cuando la tierra da una vuelta al sol.
Sin embargo, la Navidad tiene un origen más complicado de explicar, ya que involucra a varias tradiciones y culturas que consideraban el 25 de diciembre una fecha especial, comenzando con los antiguos egipcios que celebraban el nacimiento de algunos de sus dioses como Osiris y Horus en los últimos días de diciembre.
En Grecia existe una correlación entre el nacimiento de Dionisio y el nacimiento de Cristo, Dionisio era hijo de una mujer mortal llamada Semele y de Zeus, rey de los dioses. Dionisio era el dios del vino, las festividades, la danza, los placeres, el teatro y los excesos.
En la antigua Grecia también surge la tradición de los villancicos, concretamente Homer durante su estancia en la isla de Samos compuso una serie de villancicos los cuales se convirtieron en tradición en la cultura griega, los niños iban de casa en casa sosteniendo una rama de olivo o de laurel adornada con lana y diferentes tipos de frutas típicas del mediterráneo.
En México, la cultura Mexica, más conocidos como Aztecas, conmemoraban el nacimiento de Quetzalcoatl durante la última semana de diciembre y al igual que la cultura cristiana esperaban su llegada.
Con respecto al árbol de Navidad es una tradición adaptada de la cultura nórdica en Europa, se dice que en el siglo VIII en la ciudad de Hesse, actual Alemania, se ponía un árbol en honor a Thor en el cual se ofrecían sacrificios cada solsticio de invierno. Sin embargo, eran los celtas los que tenían la costumbre de decorar los robles con frutas y velas.
Posteriormente, con la evangelización de Europa, las frutas fueron sustituidas por manzanas que representaban el pecado original y las velas representaban ahora la luz de Cristo, añadiendo posteriormente la característica estrella de Belén en la punta que guió a los reyes magos hacia Jesucristo.
Ahora, si nos vamos a los Evangelios, en ningún párrafo se habla sobre la fecha en que nació Jesús, por lo que la iglesia se vio en la necesidad de convocar uno de sus concilios en los cuales se acordó que el 25 de diciembre sería la fecha en la que se celebraría el nacimiento de Jesús.
La razón era porque el imperio Romano, que estaba viviendo una transición religiosa del politeísmo romano al monoteísmo cristiano, por aquel entonces Mitra era un Dios procedente de la cultura hindú y persa, que pasó a ser muy venerado en Roma y su celebración conocida como “El Nacimiento del Sol Invencible” era muy popular entre el pueblo romano y era festejado el 25 de diciembre por lo que el Papa Liberio estableció este día como el día de Navidad.
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