Un tema que ha sido muy controvertido, desde la llegada del actual gobierno, es el tren maya, la seguridad del mismo y su supuesto impacto ambiental a la zona. Hace un par de años, en junio de 2020, un tramo de 600 metros de la carretera federal, que va desde Playa del Carmen hasta Tulum, colapsó a causa de un socavón; estudios posteriores revelaron que la causa de esto fue una red de cuevas subterráneas que se extendían por toda la zona carretera, ya que la zona es propensa a sufrir este tipo de percances.
La intención del Tren Maya es detonar el crecimiento y desarrollo de la península mexicana mediante el turismo y el comercio, pero para lograrlo se presumen graves afectaciones de muchos cenotes, además de selvas, ríos subterráneos y cuevas. Son muchas las organizaciones las que han denunciado la inviabilidad del proyecto, como es el caso de Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), la Fundación para el Debido Proceso (DPLF), el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil (CRIPX), entre otras.
Por su parte, el gobierno defiende a uno de sus proyectos insignia, publicando sus estudios de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), los cuales son presentados a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNART), la cual determina si el proyecto es viable o no, además de establecer bajo qué condiciones el proyecto podría proceder o no. Además de esto, el gobierno ha señalado en reiteradas ocasiones a las organizaciones opositoras al proyecto alegando que estas están financiadas por la oposición.
A lo largo de los años los cenotes han sido objeto de diversos problemas, en el 2013, dichas aguas tenían un grave problema de contaminación, ya que en ellas había grandes cantidades de basura, pesticidas, heces fecales y hasta preservativos. Muchos de estos cenotes ya han sido rescatados o están en proceso de ser rescatados por diversas organizaciones civiles, ONG y la Secretaría de Desarrollo Sustentable.
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